¿Has tenido alguna vez una intuición sobre una decisión o una solución a un problema que has seguido a pesar de no poder explicar por qué?
¡Eso es la intuición en acción con tu cerebro en modo de ondas cerebrales alfa!
Pero está lejos de ser mágico. La ciencia ha demostrado que la intuición está vinculada a la forma en que el cerebro humano procesa la información sensorial, aunque sea de forma inconsciente, para sobrevivir, ¡y así es como la humanidad ha sobrevivido durante miles de años en la naturaleza!
Durante miles de años, nuestros antepasados sobrevivieron (e incluso prosperaron) en duras condiciones de vida porque estaban constantemente forzando los límites de su capacidad mental en modo de onda alfa para percibir el mundo y tomar decisiones instintivas:
- Utilizar la conciencia sensorial multinivel en la naturaleza para rastrear los movimientos de la fauna, cazar para alimentarse y evitar ser cazado.
- Lee el paisaje en busca de señales de advertencia de alimentos, plantas medicinales, recursos, refugio, clima, estaciones y agua.
- Adaptarse y ser resistente aprendiendo constante e inconscientemente a través de los sentidos (Embodied Learning).
De hecho, al centrarnos exclusivamente en nuestro intelecto (cerebro izquierdo o mente racional), sólo utilizamos el 20% de nuestra materia gris. Cuando nuestro cerebro pasa al modo de ondas alfa, accedemos al otro 80%. Esto significa la capacidad de recuperar mucha más información, aunque sea de forma inconsciente.
Investigaciones científicas recientes demuestran que nuestros cerebros en modo de ondas alfa (es decir, el modo de conciencia sensorial en la naturaleza) procesan la información a 20.000.000 de bits/segundo, mientras que en el modo tradicional de ondas beta para la resolución de problemas (cerebro izquierdo o analítico) procesamos 500.000 veces menos información ¡a 40 bits/segundo!
Estar en modo cerebral alfa también restablece nuestra «capacidad de atención dirigida» o «control atencional ejecutivo» que utilizamos en modo beta. De hecho, la ciencia ha descubierto que en los entornos urbanos los seres humanos sobrecargan su «atención dirigida», lo que provoca un aumento del estrés y una disminución de la capacidad de utilizar su modo beta para resolver problemas.
Este descubrimiento fue la razón de la popularidad de la teoría de la restauración de la atención o ART(Attention Restoration Theory), inventada en los años 90 por Kaplan & Kaplan. Desde entonces, la ciencia ha descubierto que las ondas alfa desempeñan un papel fundamental en la eficacia de la terapia ART.
En resumen, al perder nuestra conexión sensorial con la naturaleza, también hemos perdido nuestra capacidad de resolución de problemas, toma de decisiones, aprendizaje y creatividad.